Que poquito queda para que llegue la primavera…A los peques de Valverde, es la estación que más nos gusta, ya que hace menos frío, los días son más largos, no tenemos que llevar tanta ropa de abrigo, nacen las crías de muchos animales y…el paisaje que nos rodea comienza a vestirse de colores.
Tenemos la inmensa suerte de poder ver cada día, tanto en el patio, como desde la ventana de nuestra clase, el Moncayo, que aún tiene nieve en su cota más alta, los campos de cultivo cercanos, que ya empiezan a reverdecer y sobre todo, nuestros almendros. Si, si, nuestros almendros, los de nuestro patio, esos que en otoño nos dan unas almendras deliciosas y que ahora, a punto de llegar la primavera, llenan el aire con su olor y nos deleitan con su colorido que les aportan las miles de flores que les han salido.
A veces, cuando sopla el viento con mucha fuerza (cosa que aquí sucede a menudo) nos gusta imaginar que esas flores que arranca del árbol y caen sobre nosotros, son copos de nieve perfumados.
La profe Patricia nos ha contado que los almendros en flor, con sus variadas tonalidades blancas y rosadas, tienen un atractivo especial para fotógrafos, pintores, escritores, poetas y para todos los amantes de la naturaleza. Muchos artistas han utilizado estos árboles en flor para retratar la delicadeza, la fragilidad y la fugacidad del alma humana, y en consiguiente de nuestro paso por la vida.
Nosotros mismos hemos descubierto y aprendido un poema dedicado a los almendros, que dice así:
«Ya se viste el almendro de flores para soñar en silencio
Y abandonar el pensamiento en su pasado seco.
Acompaña en los campos al olivo,
dádiva de calor en las noches de invierno.
Ya se viste de flores de color blanco y rosa
Y nos regala pétalos con escala suave y hermosa.
A finales de enero quiere alzar su mano
y reivindicarse en su desafío al frío.»
Jesús S.
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