Tenemos fama en nuestra clase de ser un poco habladores y ponernos nerviosos cuando todos queremos hablar a la vez. Es un problema que estamos intentando solucionar y para ello se nos ha ocurrido construir nuestra propia botella de la calma.
Se trata de una botella que hemos rellenado con unos ingredientes mágicos que nos ayudan a tranquilizarnos en los momentos de estrés. Nos han quedado preciosas y sobre todo útiles. Yo la utilizo constantemente.